En la senda
donde todos los caminos se unen
los sueños de peregrinos de mil tierras se abrazan,
un desnivel de mil trescientos metros me espera,
dejando atrás la dulzura de Francia,
desciendo hacia España, es primavera.
Entre valles
verdes, la soledad se asoma,
y en la contemplación del Pirineo, el alma se encoge.
Reflexiones nacen, recuerdos afloran,
las convicciones propias, no siempre son certezas.
surgen dudas, valen las ajenas, encuentro sincero,
donde el idioma es un puente, no una barrera.
Cruzo la
raya, un mojón de piedra me guía,
sin himnos ni banderas, solo la compañía.
Sonrisas abiertas, en mil lenguas se pronuncian,
“buen camino”, “bon chemin”,
¡ULTREIA! gritan corazones en unión,
este camino es mi patria, mi eterna caravana.
Así, cada
paso, una historia, un destino,
en esta travesía, pendientes pronunciadas.
Y entre el sudor y la risa, la esencia se enmarca,
porque el camino es vida, y en él, mi alma se funde.