sábado, 29 de julio de 2023

EL FASTUOSO RUIDO ENSORDECEDOR DE LA MUERTE

 

Conocí a Radi en la embajada de Jordania en Madrid. Era un beduino alto y fornido que inspiraba confianza con su rostro siempre sonriente y sus ademanes amistosos y pausados. Me recomendó que visitase a su primo oficial del ejército destinado en el puesto fronterizo de Akaba, hermosa ciudad en la costa del mar Rojo a la que habíamos arribado después de unas jornadas agotadoras atravesando el desierto de Wadi-Rum. En las oficinas donde ejercía de comandante el pariente alauita de mi amigo conseguimos con suma facilidad los visados para entrar en Egipto donde deberíamos continuar la ruta cicloturista hasta El Cairo atravesando la península del Sinai siguiendo las huellas marcadas por Lawrence de Arabia. Disfrutamos de la tarde paseando por la preciosa ciudad turística a la deliciosa sombra de sus interminables palmerales acompañados siempre por Hasan del que nos despedimos después de compartir cena y posterior tertulia. Nos contó que unos años, durante la guerra del Yon Kippu,r los israelíes lanzaron una ofensiva por tierra mar y aire sobre el enclave estratégico que constituía la ciudad de akaba , puerta de entrada a las dos naciones árabes aliadas. Los intensos bombardeos obligaron a los habitantes a huir a las montañas. Entre ellos sus padres y dos hermanos de corta edad. Sucedió que tres aviones de combate mirage judío entraron en el espacio aéreo a muy baja altura provocando un ruido atronador que sembró el pánico entre la gente. Presos del pánico abandonaron la humilde vivienda para refugiarse en una cueva aledaña donde permanecieron hasta que cesó el bombardeo. Cuando se hizo el silencio el padre ordenó a uno de los hijos salir al exterior para confirmar que todo estaba ya en calma. El pequeño en lugar de obedecer miro a su progenitor con los ojos muy abiertos humedecidos por las lágrimas; un hilillo de sangre se deslizaba por su cuello desde cada uno de sus oídos. No podía oír. El otro niño si escucho el silencio que sigue a la matanza, solo el piar de algún pájaro y salió a campo abierto en el momento que un missil procedente de uno de los mirage que regresaba a su base impacto a la entrada de la cueva destruyendo en mil pedazos la inocencia de aquel cuerpecito.
Ayer estuvo en Gijón invitado por un amigo común que hace las prácticas como mir en Cabueñes. Paseando por el muro de la playa se desvaneció ante la mirada atónita de su esposa que mirando al cielo maldecía la música de muerte de una partitura que componían en el aire dos euroffigther de última generación, de precio desorbitado y de nula utilidad para un país que solo quiere la paz
Puede ser una imagen de aeronave
Todas las reacciones:
Alejandro de Ancos

lunes, 10 de abril de 2023

ARTURO




Se fué despacio, con delicadeza, como fué en su vida, tranquilo, sosegado, paciente, entrañable esposo, padre entregado, compañero y amigo del alma , maestro en su profesión, elegante hasta el detalle, divertido en su charla que animaba con su poderoso sentido del humor capaz de convertir en agradable para él lo más insoportable para nosotros. Aprendí muchas cosas de él y junto a él. De su rostro amable tomé esos gestos que te hacen comprensivo a las emociones y a las necesidades de los demás. De su sencillez la naturalidad y espontaneidad sin ostentaciones. Cuantas inolvidables conversaciones divertidas y también profundas sentado en el sillón acariciado por las tijeras y el peine que con su mano delicada recorrían mi cabeza mientras me cortaba el pelo. Dicen que el disfrute de las cosas buenas en la vida se multiplica cuando lo compartes con las personas sensibles. Así las compartí durante muchos años con él y con su familia, innumerables momentos que no volverán porque con Arturo los momentos se hacían irrepetibles. Estos días durante la noche me despierto y pienso en él y sueño, ya que no puedo de otra manera, que en algún lugar volveré encontrarlo, y disfrutarlo, y abrazarlo.

viernes, 6 de enero de 2023

OLMO VA CRECIENDO

Los primeros rayos de luz atraviesan las cortinas del salón, el sultán del gallinero canta a su serrallo y los ladridos lejano de los perros de Moracho van reintegrándome a la aventura diaria de reinventar mis maneras de vivir Entretanto Olmo sigue creciendo y creciendo. La cama le ha quedado corta. Contemplo el jardín desatendido. Este año plantaré petunias. Recorro al sendero que cruza la pradera remontando el cueto , saludando a las flores, a los arbustos y a los árboles por su nombre. Dejo a un lado el suave murmullo del mar y continúo hasta donde la marea me permite soltar los últimos grilletes depresivos y los entierro en la arena bajo la espuma de la ola que rompe plácida en la orilla. En todo lo que veo de bueno del paisaje y en mi pensamiento se diluye mi alma impulsada por un optimismo incipiente. Ya ha regresado la luz , ha despertado el sol y las gaviotas se desperezan riendo estúpidas, no sé de que coño se rien, Atravieso el puente que une los dos concejos a los que el rio de nombre enciclopédico separa; busco el hide que me camufla del pirata de la pesca. Su gracia es Martín, de apellido Pescador; Sentado en un tronco improvisado de asiento impaciente le aguardo, ayer se posó en la rama del acebo; no tardará en llegar y mientras espero deleito mis oídos con la mejor de la sinfonía inacabada que interpreta el murmullo del arroyo el cual, convertido en rio, se abraza con el mar y me da la bienvenida. Multiplico mis energías y armonizo mis sentidos con la calma balsámica de la naturaleza y tomo al fin el camino de regreso mirando de soslayo a la montaña desde cuya cúspide una voz amiga me llama y me obliga a responderle, ya voy, ya voy, . Prometo que un dia de estos me acercaré por allí.

domingo, 1 de enero de 2023

UN BELEN DE BELEN

Todavía siento una inquieta admiración ante el recuerdo de lo ocurrido aquella mañana de finales de un caluroso setiembre en Jerusalén, El ruido de los helicópteros sobrevolando a baja altura los tejados de la old city en una de cuyas casas nos habíamos alojado nos despertó muy temprano. En aquello días el ejército sionista con Sharon al frente habían irrumpido en la explanada y descalzados de sus botas profanado el segundo lugar sagrado para los musulmanes que es la gran mezquita de Al-Aqsa . Había estallado la segunda Intifada y estábamos  en el puto centro de la revuelta palestina. Teníamos previsto regresar aquel mismo día a Amán para tomar el vuelo reservado en la capital jordana de regreso a casa finalizando así un largo periplo en bicicleta por el medio oriente siguiendo la ruta de Lawrence de Arabia. Pero aquella mañana todo se había complicado. La amenaza del cierre de fronteras , las escaramuzas en las calles de la ciudad vieja, los severos controles del ejército israelí, el estampido cercano de las bombas y algún que otro disparo no muy lejos de donde estábamos alojados nos helaba la sangre en las venas. En medio de la gran confusión en la que nos encontrábamos para Cuqui el gran problema a resolver era conseguir un Belén que su abuela le había encargado. Pero debía de adquirirlo en esta santa ciudad situada a nueve kilómetros de donde nos encontrábamos y enclavada en territorio de la autoridad Palestina. Llegar a allú suponía toda una peligrosa aventura pues debía de sortear controles y los choques entre manifestantes y represores estaban a la orden del dia.  No lo dudó un instante. – No estéis preocupados por mí , no me esperéis nos vemos en la frontera del Puente Allemby por la tarde yo no puedo dejar a abuelita sin su regalo de Navidad: UN BELEN DE BELEN-. Esperamos durante cuatro tensas y angustiosas horas hasta que por fin desde la ventana que daba a la puerta de Damasco aliviados vimos surgir de una humareda de gases a nuestro amigo ciclista portando en el portabultos un enorme portal de Belen sin embalar y con las figuras como pasajeros a la vista. La bronca fue grande pero la alegría y la admiración fue monumental. Lo había conseguido. Había recorrido dieciocho kilómetros sorteando controles por callejas que nunca había pisado, desafiando al destino para regresar a casa , besar a su abuela y entregarle el regalo más hermoso que podía desear . Ese es mi amigo Cuqui. Alguien me pregunto como era y yo lo describí : -mira, si un avión sobrevuela el amazonas y justo en mitad de las selva arroja a un tipo en paracaídas y si pocos días después lo encuentras en la playa de Copacabana tomando un daiquiri , camisa de cuadros y en compañía de una joven brasileira, ese es Manuel Diaz, CUQUI-.

EL FASTUOSO RUIDO ENSORDECEDOR DE LA MUERTE

  Conocí a Radi en la embajada de Jordania en Madrid. Era un beduino alto y fornido que inspiraba confianza con su rostro siempre sonriente ...