Van cayendo las hojas, van cayendo los años, el otoño está en su esplendor... pero no decaen las fuerzas ni el ánimo para adentrarse en los bosques, maravillarnos de sus colores y olores tal como los disfrutamos y sentimos las primera vez que nuestros sentidos los descubrieron. Esta vez fuimos a Peloño y sentados bajo la copa del roblón de Bustiello compartimos también nuestra comida y bebida con todos los amigos del bosque
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LA CURVA DEL SILENCIO (PRAVIA)
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