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viernes, 12 de septiembre de 2025

MERCHE EN LA PLAYA

 











Con su bolsa negra,

camina entre risas y juegos,

sorteando castillos de arena,

madres al sol, padres ajenos,

siempre sonriente,

tranquila y decidida.

Le enfurece el desecho,

papeles grasientos,

contenedores rebosantes,

tristeza de una playa herida.

Ama a quienes la cuidan,

quienes entienden su esencia,

quienes respetan la tierra.

Sueña con un mundo limpio,

donde la educación sea la clave,

donde el amor a la naturaleza

rompa cadenas de egoísmo.

Hija del mar y del bosque,

su corazón late al ritmo del viento.

Una mañana se despertó,

dijo NO y el cambio comenzó,

una revolución silenciosa,

un acto de amor sin retorno,

recolectando plásticos,

colillas,

mientras el mar susurra su nombre.

Entre las rocas de La Isla,

su figura se disuelve,

pero su esencia perdura,

como el dulce sonido de una dulzaina,

que se eleva,

confundido con las olas,

esperando ser escuchado,

esperando un mundo que despierte.

CAZADORES

 










En la senda angosta avanza el todoterreno,
un Suzuki pequeño, firme en su andar,
con habilidad pedaleo, esquivando el veneno
de miradas severas que acechan en el umbral.

Chalecos de butano surgen de la espesura,
mientras coches de lujo despliegan su poder,
rostros implacables, buscando la presa
de un bosque que respira, aguardando el atardecer.

Los perros ladran, arrastran su destino,
babean y gruñen, el miedo en sus ojos,
se siente la tensión en el aire acerado,
 un hombre con escopeta me invita a marchar.

La carretera cortada, un desfile de acero,
Ford, Toyota, Isuzu, espejos de avaricia,
más chalecos camuflados, un futuro incierto,
la caza se celebra, codicia maldita .

Un venado yace, su vida se extingue,
sus ojos reflejan la lucha sin par,
en la danza de la muerte, la vida herida,
el eco de risas, el triunfo del mal.

Entre puros humeantes, se alzan los brindis,
el líder sonríe, orgullo en su pecho,
la cornamenta brilla, un trofeo de infinidad,
mientras en la mansión, el eco de un disparo.

¡Qué grande eres, papi!, exclaman los pequeños,
sin saber del sacrificio, de la vida en la balanza,
el bosque guarda secretos, juguetes rotos,
y el ciclo de la vida danza sin cesar.

LA CURVA DEL SILENCIO (PRAVIA)

  En la curva sinuosa, un susurro, el camino de Agones a Escoredo, donde el bosque abraza el valle, y la paz se asienta en el aire. Una...