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miércoles, 1 de octubre de 2025

LA BANALIDAD DEL MAL

 

En la plaza resuena el eco de gritos,

manos alzadas, corazones heridos,

la Policía, con garra y sin piedad,

apalea la paz, ahoga la verdad.

Los llaman etarras, en un giro cruel,

mientras un político sueña con fuego y con hacha,

promesas de terror en un aire helador,

la rabia se cierne, la razón se despacha.

Alguien decide quién entra en su patria,

mientras otro canalla bombardea sin duelo,

en Gaza el llanto se mezcla con el polvo,

masacres que el tiempo convierte en fango.

Preside en su trono la paz de los cementerios,

pinta un mundo gris, lleno de misterios,

y nosotros, dormidos, en la zona de confort,

mientras el horror se convierte en soporte.

Noticias falsas que danzan en la prensa,

escándalos que brotan en danza intensa,

miles caen, ahogados en mares de lágrimas,

y el aplauso resuena, sin miedo ni quebranto.

Normalizamos el horror, lo hacemos cotidiano,

la banalidad del mal se vuelve en el entorno,

en la tertulia afirman: "Es solo un calentón",

mientras el mundo se quiebra en una canción.

Cuando lo impensable se viste de paz,

ya no se necesitan tanques, ni paredones,

es la distopía que nos abraza y nos ciega,

en un ciclo de indiferencia que nunca se niega.

Horrorizados deberíamos estar,

pero el sueño persiste, nos invita al silencio

y en el eco del horror, en la sombra del mal,

nos queda el reflejo de un mundo anormal.

LA CURVA DEL SILENCIO (PRAVIA)

  En la curva sinuosa, un susurro, el camino de Agones a Escoredo, donde el bosque abraza el valle, y la paz se asienta en el aire. Una...