sábado, 11 de junio de 2022

PARIS-FINISTERRE Etapa 23 Final



DISTANCIA: 2,74 Kms (a pié)
DIFICULTAD TECNICA: fácil

DISTANCIA: 36 Kms
DIFICULTAD TECNICA: fácil



El cuerpo, alguien lo ha escrito, viaja más rápido que el espíritu. Así cuando regresas al hogar después de un largo viaje y reposas tus alforjas y recuentas, sentado y relajado en el porche de la casa, lo que has traido y lo que has dejado sientes que algo te ha quedado atrás. En mi caso ha sido mucho lo que lastra mi alma aún imantada por las piedras del Faro del fin de la tierra, alerta esperando que por levante vuelva a salir el sol y alumbre el camino de vuelta haciéndolo más liviano. Así que antes de que la distancia entre el pasado y el presente menoscabe y llene de tachaduras mi memoria. Antes de que la inmediatez confunda lo real con la ficción. Antes de que yo mismo me asombre y ponga en duda esta aventura y confunda mis reflexiones y alteren de manera incorregible el transcurso de este instante de mi vida. Antes de todo eso quiero contaros, si lo veis oportuno, un resumen de lo que para mi ha significado este viaje. El relato de lo que he vivido, si puede interesar a alguien, solo tendrá validez si se aceptan estas dudas que yo mismo tengo. Decir en primer lugar que si me preguntas que es, que significa, que motivaciones hay para hacerlo no sabría responder. Cada persona tendrá su respuesta , sus alicientes, sus promesas. Para saber lo que es el camino hay que hacerlo, sentirlo, vivirlo, llegar cansado a los albergues con la incertidumbre del acogimiento, detenerse en cada piedra, refrescarse en los arroyos, meditar a la sombra fría de una iglesia o asombrarse contemplando las cristaleras de las grandes catedrales. Hay que conocer a toda prisa al amigo de un dia antes de que su recuerdo se borre con la nueva amistad del dia siguiente, compartir tus comidas, dejar que el ronquido del vecino de la litera superior sea el rumor de una nana que adormece tu cansancio. Es andar en compañía de todos tus amigos, tus familiares, y, por que no, también de aquellos que o no te quieren o yo mismo los quiero menos, es llevarlos a todos ellos a cuestas en tu memoria. Es beber el vino de la tierra que estás pisando, es saborear con fruición el último bocado del menú del peregrino, es naturaleza, es aroma, es sabor, es cielo, es mar, es tierra, es historia, es “ultreia”, es “buen camino” y todos caminando con la misma finalidad aunque con distinta motivación: llegar a Compostela , abrazarnos emocionados en la plaza del Obradoiro y terminar la peregrinación chateando por los soportales de sus centenaria calles. Mas como todas estas evocaciones, llegado el final, no me dejan sitio para una motivación religiosa, saludo respetuosamente al apóstol y paso del dean y de su Compostela y como alguien me dijo que finisterre es el fin de la tierra continuo mi andadura hasta alcanzar el Océano Atlántico. Allí termino este periplo, feliz, contento, cansado pero aun con fuerzas de reserva para emprender el regreso a casa, eso si, algo mas relajado. Dejando que el astro rey asome nuevamente, ya sin mi presencia, por el otro lado de la ría de Concurbión. 

A mi compañera Carmen que me acompañó en mi ausencia

PARIS-FINISTERRE Etapa 22 Santiago - Ponte Olveira


DISTANCIA: 52 Kms
DIFICULTAD TECNICA: Moderado

   No puede faltar a un viaje de peregrinación la pincelada de picaresca . Como protagonista confieso mi pecado y me autoimpongo la penitencia escribiendo estas líneas , con el propósito de la enmienda de que nunca daré motivos para volver a escribirlas..... Así fué como habíendo olvidado la toalla en el albergue de Portomarín , me asalta la malintencionada idea de apropiarme de una limpia en el cuarto de lencería de la pensión que a la sazón no está cerrado con llave. Pero he aquí que las cámaras de vigilancia me delatan y al dia siguiente en el albergue de Ponte Oleira donde termino esta penultima etapa recibo un washap de la Pensión de Santiago con una fotografía en la que se me ve saliendo del cuarto de la ropa con una toalla debajo del brazo. ¡, que bochorno! pillado. En mi descargo alego que a pesar de que mi primera intención fué la de sustraer la toalla, sin embargo en última instancia mi conciencia me llama a la sensatez, me arrepiento y después de usarla, la dejo en la repisa del baño. Me comunican que lo han comprobado y que disculpe la molestia. Con un regusto un poco raro ahí queda la cosa. Por Ponte Maceira, puente medieval plagado de leyendas jacobeas, cruzo el caudaloso río Tambre y continuo por caminos de tierra con algunos tramos de asfalto, evitando al máximo posible el agobiante tráfico de la carretera. Llego a Ponte Oleira donde encuentro una cómoda habitación de ocho literas para mi solo. Todo un lujo que me permite descansar plácidamente antes de acometer la última y definitiva etapa de este viaje.

PARIS-FINISTERRE Etapa 21 Portomarín-Santiago

 


DISTANCIA: 97,64 kMS
DIFICULTAD TECNICA: Moderado

  Me despierta el ajetreo de la calle. El ir y venir de peregrinos preparando sus equipajes; unos aprietan sus mochilas, otros, más cómodos, dejan sus maletas a los taxistas para que las lleven a los hoteles de final de etapa, . No he dormido bien, un gigantesco alemán compañero de habitación no ceso en toda la noche de moverse, de levantarse y volver a la chirriante litera cuyo desagradable ruido me despertó en varias ocasiones . Para colmo, al levantarme, me golpeo en la cabeza con una de las vigas del abuhardillado techo y me deja algo aturullado. El porteño que regenta el albergue es muy atento y amable pero, ¡jo! me cobra cinco euros por cargar la batería, lo mismo que por utilizar la lavadora. Subida dura entre robles y castaños para empezar. Atravieso pequeñas aldeas rurales y vadeo unos cuantos riachuelos en un duro rompepiernas hasta que el camino se hace más llevadero y discurre paralelo a la carretera nacional, lo que por contra lo hace menos atractivo. Llego al monte de Gozo sin batería y empujando la bicicleta. Es muy tarde y he perdido plaza en el albergue. Encuentro por fin alojamiento al otro lado de la ciudad de Santiago. Muy cansado, me detengo unos instantes en la plaza del Obradoiro para la obligada foto y a dormir; esta vez en una cama enorme y cómoda de una pensión muy chula con baño de espuma incluido. Me acuesto y caigo en un sueño profundo y reparador. Mañana debo de madrugar pues antes de continuar a Finisterre y tal como he prometido a mi amigo Enrique y a mi pesar tengo que entrar en la Catedral y abrazar al apóstol.

PARIS-FINISTERRE Etapa 20 Piedrafita de Cebreiro - Portomarín


 DISTANCIA: 75,50 Kms

DIFICULTAD TECNICA: Moderado



Galicia me acoge con lluvia fina y algo de frío. Bien abrigado cruzo por magníficos bosques de castaños y me regalo una visita imprescindible al monasterio de Samos. El camino está en algunos tramos algo embarrado y en un sube y baja constante desciendo siguiendo el rio Sarría hasta la villa del mismo nombre donde me tomo un tentempié. Está vez la empanada gallega sustituye al suculento pincho de tortilla de jornadas anteriores. A partir de este punto  una gran multitud de peregrinos  dificultan  el ritmo de mi pedaleo. Tengo que usar el timbre constantemente. Comienzo a sentir la incómoda presión de la, a mi juicio, excesiva mercantilización del Camino. ¿Clavijo, Santiago  Matamoros, un campo de estrellas, quién comenzó todo este negocio?. Siento la necesidad de cambiar el epílogo de esta aventura, Y es que lo que comenzó como un sentimiento transcendental que de alguna manera tuviese la fuerza de remover mis propias convicciones estrictamente laicas, está teniendo un efecto contrario. No me interesan unos huesos de un santo que nunca ha estado allí ni cualquier otra motivación religiosa creada artificialmente por unos clérigos ávidos como siempre de riquezas. No voy a hacer otra vez el paripé ante el dean manifestando unos motivos de peregrinación que no tengo y por supuesto tampoco me voy a arrodillar ante la tumba del apóstol Así que para dar a este viaje algún sentido he de ir aun más lejos, he de llegar a donde aquellos peregrinos de la oscura edad media creían que era el fin de la tierra, el lugar donde se acababa el mundo y donde temerosos y asombrados ante la inmensidad de aquel tenebroso mar intuían que la fuerza de las olas azotando aquellos acantilados y el sol que desaparecía por el horizonte infinito para renovar la vida la dia siguiente apareciendo por el ogro lado del mundo, llenaban sus temerosos espíritus de la energía necesaria para dar sentido a sus insignificantes y miserables existencias. Así pues Santiago de Compostela será la meta volante y Fisterra el final de esta aventura. 

EL FASTUOSO RUIDO ENSORDECEDOR DE LA MUERTE

  Conocí a Radi en la embajada de Jordania en Madrid. Era un beduino alto y fornido que inspiraba confianza con su rostro siempre sonriente ...