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martes, 26 de agosto de 2025

AMANECER












Camino por senderos de pradera, 
remonto cuetos, abrazo el aire, 
saludo a las flores, a los árboles, 
los llamo por su nombre, abeto, 
castaño, higuera, como viejos amigos. 
Marcho feliz, Olmo a mi lado, 
él se adelanta, yo lo sigo, 
dejo atrás el murmullo del mar, 
busco en la brisa un alivio, 
un suspiro. mojados los pies en espuma de olas, 
rompo grilletes, libero la mente, 
el alma se disuelve en paisajes de luz, 
en pensamientos que fluyen, optimismo latente. 
El día regresa, el sol se despierta, 
las gaviotas ríen, un canto al viento, 
la tristeza se aleja, y el corazón late 
al ritmo del tiempo.

SOY HIJO DEL CAMINO

 


















En la danza del tiempo, entre montañas y sueños, 
mis pasos resuenan en senderos antiguos, 
donde las cumbres, como espejos de anhelos 
reflejan la fuerza de un espíritu en vuelo. 
Tres macizos, tres conquistas, un eco de vida, 
Picos de Europa, guardan la esencia perdida. 
Bajo el crepúsculo, la fortaleza mengua 
mas el corazón arde, la pasión no cesa. 
Frondosas laderas, secretos en la brisa, 
parque de Redes, donde la naturaleza avisa. 
Ubiña Grande, Pequeña, compañeros de viaje, 
cada cima alcanzada, un susurro, un homenaje. 
Lagos de Somiedo, tenebrosos y bellos, 
en sus aguas reflejan sueños y destellos. 
Enol y Ercina, al esquiar en su abrazo, 
el frío se vuelve calor, el miedo, un lazo. 
Bajo el manto estrellado, en la yerba dormido, 
Kant me abriga, su filosofía, un latido. 
Brindis en el Auseva, la cima es testigo, 
de risas compartidas, de un amor antiguo. 
Perdido en el risco, el peligro olvidado, 
mi perro en la roca, el desafío marcado. 
Las montañas enseñan, ensanchan el ser, 
y en cada paso firme, aprendo a renacer. 
Así, con cada excursión, el alma se eleva, 
hago poesía con el aire, la vida se atreva. 
En la vasta belleza, encuentro mi destino, 
entre montañas y versos, soy hijo del camino.

MI PRIMERA NIEVE


 






 

 
Del cielo descienden estrellas  
de algodón puro y blanco.  
Hoy no irás a la escuela,  
hijo mío, está nevando.  
Gracias madre, no importa,  
mañana será otro día.  
Qué más da, tú eres más sabia,  
déjame contemplar la belleza  
del invierno en mi ventana.  

LA CURVA DEL SILENCIO (PRAVIA)

  En la curva sinuosa, un susurro, el camino de Agones a Escoredo, donde el bosque abraza el valle, y la paz se asienta en el aire. Una...