Al anochecer, en
invierno y en dias de tormenta, los relámpagos iluminan las ventanas del
viejo caserón abandonado de la Colonia. El edificio habia albergado muchos años
antes una residencia psiquiátrica, en roman paladino, una casa de locos . Todos los días recorro a pié este
trayecto para llegar a mi domicilio. El camino embreado es recto y
llano con una leve y empinada rampa que termina justo delante
de la portilla de mi jardín. En los oscuros dias de aquel gélido y lluvioso
invierno se me hacían eternos los últimos metros . Imaginaba una sombra pisándome los talones , sentía las pisadas y el aliento
en la nuca de algo como maligno , sobrenatural que intentaba sujetarme y del cual a duras penas intentaba zafarme apurando el paso, cuesta arriba, con el culo apretado hacia
adentro y a cien por hora . Casa, tris tras y por fin respiraba hondo, aliviado.
Ha pasado ya unos años, se
acerca el verano y el recuerdo permanece tan nítido que no puedo sentir menos que un escalofrío al recordar aquella mañana en que dos policías
de la ciudad rodearon de cintas el edificio : NO PASAR, LINEA DE POLICIA.
Siguieron tres días de enorme ajetreo , más policías, esta vez de paisano,
camilleros, funcionarios de bata blanca y gente mucha gente curioseando desde
detrás de la verja los movimientos que se producían en el recinto de la
Colonia. Podría decir sin miedo a equivocarme que allí estaba todos los vecinos de La Isla aunque también había gente de otros pueblos aledaños atraida por la noticia que había recorrido por toda la comarca como un reguero de pólvora. Cuchicheaban en
voz baja en pequeños grupos elevando el tono del murmullo cada vez que alguien
entraba o salía por la puerta principal. Todos esperábamos una aclaración
definitiva. Había sido un suicidio o se trataba de un horrible y sangriento crimen
ritual. ¿Que había ido a buscar al clausurado caserón semideruido
aquel hombre del cual decían unos que era un personaje famoso de la farándula, otros
que un peregrino lituano y los más fantásticos que el cadáver ensangrentado pertenecía un importante político nacional amigo personal del mismísimo rey Juan Carlos?.
No faltaba quien, en el colmo del delirio imaginativo, aseguraba que se trataba
de un miembro de la casa real que había sido ejecutado por su republicanismo litnte. El silencio de las autoridades era cómplice del miedo.
Aquel día todos nos acostamos con inquietud y con recelo y nos acurrucamos unos
contra otros en nuestros tálamos sin ningun afán de fornicio. Que
cosas.
Aquella noche la pasamos en duermevela. Los relatos que circulaban acerca de las macabras circunstancias que rodeaban aquel suceso crearon un clima de tensión e intranquilidad, en una palabra, de terror. En la vida apacible y bucólica del pueblo hablar de miembros descuartizados, de inscripciones
satánicas en las paredes realizadas con sangre que se creía habían sido hechas por la víctima en su
agonía, resultaban emociones demasiado fuertes de gestionar para la simplicidad pueblerina a
la que estabamos acostumbrados . El recuerdo de aquellos días continúa envuelto en un tenebroso misterio de supuestas apariciones, de ectoplasmas, de enigmáticas psicofonías.....
Me acosté procurando no despertar a Sinfo. Sinforosa es mi esposa ; aprovecho el
pareado para asegurar que nada le gusta que se dirijan a élla con ese nombre por lo que en
adelante la nombrare Sinfo . Era este el único reproche que
hacía a sus progenitores por haberla inscrito en los registros con aquel nombre tan, según élla, ridículo. Debo decir que también mi gracia es poco común por estos lares y en este caso no
ha habido apodo que lo sustituya.
-Apaga la luz de una vez, Pompeyo .
-Bueno, ya voy” . Respondí secamente mientras insertaba el
cargador de mi Browning 6,35 y escondía el arma bajo la almohada.
En una de las interrupciones
del sueño me pareció escuchar un lamento que provenía del porche. Me
levanté con cuidado para no despertar a mi esposa pero un inoportuno y atronador cuezco se escapó de los más profundo de mi ser profanando el silencio de la alcoba.
-Porroooooooompompom.
-¿Qué `pasa? ¿por qué te levantas? ¿A dónde vas a
estas horas y con la pipa?
-Silencio, ¿no has oído el
ruido?
-Joder, ¿Qué ruido? -Me estas
asustando. Ya te dije que no le dieses tanto al ribeiro que ya te va quedando
acento gallego
- Aquí te espero O algo así parecía decir el tono amenazante de la tenebrosa voz.
En ese momento un relámpago iluminó la
alcoba, Rum-.rum se abalanzó debajo de la cama asustado por el estampido del trueno. La pipa
me cayó al suelo, mamá no pude con ella. Me la puse en la cintura, y es que tampoco pude con ella. Canturreaba nervioso para disimular el miedo...
De pronto un nuevo resplandor y veo unos ojos rasgados que me miran fijamente por detrás del amplio ventanal del salón. Fué como un flash que me dejó petrificado. Sinfo que caminaba agazapada detrás de mí se
vino arriba y recogiendo la pistola de la alfombra se dirigió hacia la
puerta en un alarde de valor que me dejó flipando.
- Es Lince, el jodido del
gato, vaya susto que nos ha dado.-
Permanecí aturdido y temeroso todavía
por lo que acababa de contemplar.
- Pero... , querida, la voz que he oido.... era humana y con toda claridad decía "aquí te espero."
- Comiendo un huevo, si, vamos
para la cama y tranquilízate un poco, Pompèyo, que andas demasiado excitado últimamente. Ya
podías dejar la excitación para otros menesteres, que me tienes en un sinvivir.
Nos acostamos . Encendí y
apagué la radio bruscamente. En las ondas Iker Jiménez “volaba” en su Nave del
Misterio acojonando al personal. Lo que nos faltaba para redondear aquella terrorífica noche.
Pues no, todavía vino un sobresalto añadido cuando al
estirar las piernas en la cama toco algo peludo que trémolo movía sábanas,
nórdicos y edredones.
-¡Tu puta madre! Contigo
"me siento seguro"-
- Bueno, ya sabes que Rum-rum es muy delicado, pobre- Y poco a poco nos fue apoderando un sueño profundo y reparador
Al anochecer, en
invierno y en dias de tormenta, los relámpagos iluminan las ventanas del
viejo caserón abandonado de la Colonia. El edificio habia albergado muchos años
antes una residencia psiquiátrica, en roman paladino, una casa de locos . Todos los días recorro a pié este
trayecto para llegar a mi domicilio. El camino embreado es recto y
llano con una leve y empinada rampa que termina justo delante
de la portilla de mi jardín. En los oscuros dias de aquel gélido y lluvioso
invierno se me hacían eternos los últimos metros . Imaginaba una sombra pisándome los talones , sentía las pisadas y el aliento
en la nuca de algo como maligno , sobrenatural que intentaba sujetarme y del cual a duras penas intentaba zafarme apurando el paso, cuesta arriba, con el culo apretado hacia
adentro y a cien por hora . Casa, tris tras y por fin respiraba hondo, aliviado.
Ha pasado ya unos años, se
acerca el verano y el recuerdo permanece tan nítido que no puedo sentir menos que un escalofrío al recordar aquella mañana en que dos policías
de la ciudad rodearon de cintas el edificio : NO PASAR, LINEA DE POLICIA.
Siguieron tres días de enorme ajetreo , más policías, esta vez de paisano,
camilleros, funcionarios de bata blanca y gente mucha gente curioseando desde
detrás de la verja los movimientos que se producían en el recinto de la
Colonia. Podría decir sin miedo a equivocarme que allí estaba todos los vecinos de La Isla aunque también había gente de otros pueblos aledaños atraida por la noticia que había recorrido por toda la comarca como un reguero de pólvora. Cuchicheaban en
voz baja en pequeños grupos elevando el tono del murmullo cada vez que alguien
entraba o salía por la puerta principal. Todos esperábamos una aclaración
definitiva. Había sido un suicidio o se trataba de un horrible y sangriento crimen
ritual. ¿Que había ido a buscar al clausurado caserón semideruido
aquel hombre del cual decían unos que era un personaje famoso de la farándula, otros
que un peregrino lituano y los más fantásticos que el cadáver ensangrentado pertenecía un importante político nacional amigo personal del mismísimo rey Juan Carlos?.
No faltaba quien, en el colmo del delirio imaginativo, aseguraba que se trataba
de un miembro de la casa real que había sido ejecutado por su republicanismo litnte. El silencio de las autoridades era cómplice del miedo.
Aquel día todos nos acostamos con inquietud y con recelo y nos acurrucamos unos
contra otros en nuestros tálamos sin ningun afán de fornicio. Que
cosas.
Aquella noche la pasamos en duermevela. Los relatos que circulaban acerca de las macabras circunstancias que rodeaban aquel suceso crearon un clima de tensión e intranquilidad, en una palabra, de terror. En la vida apacible y bucólica del pueblo hablar de miembros descuartizados, de inscripciones
satánicas en las paredes realizadas con sangre que se creía habían sido hechas por la víctima en su
agonía, resultaban emociones demasiado fuertes de gestionar para la simplicidad pueblerina a
la que estabamos acostumbrados . El recuerdo de aquellos días continúa envuelto en un tenebroso misterio de supuestas apariciones, de ectoplasmas, de enigmáticas psicofonías.....
Me acosté procurando no despertar a Sinfo. Sinforosa es mi esposa ; aprovecho el
pareado para asegurar que nada le gusta que se dirijan a élla con ese nombre por lo que en
adelante la nombrare Sinfo . Era este el único reproche que
hacía a sus progenitores por haberla inscrito en los registros con aquel nombre tan, según élla, ridículo. Debo decir que también mi gracia es poco común por estos lares y en este caso no
ha habido apodo que lo sustituya.
-Apaga la luz de una vez, Pompeyo .
-Bueno, ya voy” . Respondí secamente mientras insertaba el
cargador de mi Browning 6,35 y escondía el arma bajo la almohada.
En una de las interrupciones
del sueño me pareció escuchar un lamento que provenía del porche. Me
levanté con cuidado para no despertar a mi esposa pero un inoportuno y atronador cuezco se escapó de los más profundo de mi ser profanando el silencio de la alcoba.
-Porroooooooompompom.
-¿Qué `pasa? ¿por qué te levantas? ¿A dónde vas a
estas horas y con la pipa?
-Silencio, ¿no has oído el
ruido?
-Joder, ¿Qué ruido? -Me estas
asustando. Ya te dije que no le dieses tanto al ribeiro que ya te va quedando
acento gallego
- Aquí te espero O algo así parecía decir el tono amenazante de la tenebrosa voz.
En ese momento un relámpago iluminó la
alcoba, Rum-.rum se abalanzó debajo de la cama asustado por el estampido del trueno. La pipa
me cayó al suelo, mamá no pude con ella. Me la puse en la cintura, y es que tampoco pude con ella. Canturreaba nervioso para disimular el miedo...
De pronto un nuevo resplandor y veo unos ojos rasgados que me miran fijamente por detrás del amplio ventanal del salón. Fué como un flash que me dejó petrificado. Sinfo que caminaba agazapada detrás de mí se
vino arriba y recogiendo la pistola de la alfombra se dirigió hacia la
puerta en un alarde de valor que me dejó flipando.
- Es Lince, el jodido del
gato, vaya susto que nos ha dado.-
Permanecí aturdido y temeroso todavía
por lo que acababa de contemplar.
- Pero... , querida, la voz que he oido.... era humana y con toda claridad decía "aquí te espero."
- Comiendo un huevo, si, vamos
para la cama y tranquilízate un poco, Pompèyo, que andas demasiado excitado últimamente. Ya
podías dejar la excitación para otros menesteres, que me tienes en un sinvivir.
Nos acostamos . Encendí y
apagué la radio bruscamente. En las ondas Iker Jiménez “volaba” en su Nave del
Misterio acojonando al personal. Lo que nos faltaba para redondear aquella terrorífica noche.
Pues no, todavía vino un sobresalto añadido cuando al
estirar las piernas en la cama toco algo peludo que trémolo movía sábanas,
nórdicos y edredones.
-¡Tu puta madre! Contigo
"me siento seguro"-
- Bueno, ya sabes que Rum-rum es muy delicado, pobre-
Y poco a poco nos fue apoderando un sueño profundo y reparador
*****
…Alejo de la Rasilla, a pesar de su nombre era un belga de clase pudiente, profesor de física en la Facultad de ciencias aplicadas de Lieja. Habia conocido a Ramón en un escrache frente al domicilio de Ana Mato en Madrid donde en el transcurso de la protesta habían mantenido una fuerte discusión defendiendo cada uno posturas políticas contrapuestas. Ramón que estaba a la sazón en la capital donde impartía un cursillo a sindicalistas de como pelar cigalas y langostinos con cuchillo y tenedor encabezaba un grupo de manifestantes . Alejo, pulcro y atildado, tomaba el te tranquilamente en casa de la ministra con la que mantenía una gran amistad de sus tiempos de estudiantes en Lovaina. Al final ambos quedaron en continuar la discusión amigablemente en un bar de copas al que se fueron manifestantes y escrachados una vez que termino el acto de protesta como si tal cosa. También, como no, la ministra, marchosa ella, se apuntó al sarao. Este fue el inicio de una grande pero breve, muy breve amistad Louis (perdón, quise decir Jorge),creo que algo más que una relación amistosa entre el aparente rudo sindicalista y el evidente frágil y delicado profesor.
Ando yo estos días a otras cosas,
inventando excusas para no sentarme ante el ordenador, dejando correr las ideas
sin orden ni concierto, destripando terrones de la imaginación, bostezando al
son del bolero de Rabel “in decrecendo”, o sea, de atrás para adelante,
misterios de la física cuántica. Y lo que es peor, en continuas incursiones a la nevera en busca de queso, chorizo o lo que
pille por delante. En una palabra , a punto de sumirme en el más aburrido y
común de los sentidos y en la más prosaica y antiestética papada. Así las cosas recuerdo que el hijo de uno de mis mejores amigos, ya fallecido, me animó a que continuase y asi lo hago en honor a su recuerdo.
-Deja ya de visionar videos de chalados en
youtube y vuelve a la tarea, el zumbado eres tú que acabas de crear un nuevo
estilo literario. Joder no te enteras,
que fuerte: la novela negra rural, tío. Esto promete, querido amigo,-
Sin más dilación, con los animos renovados
y mis personajes haciéndome la ola en espera de volver a las páginas del libro me vengo arriba y me sitúo cinco días antes
en San Jean Pied de Port…..
…Alejo de la Rasilla, a pesar de su nombre era un belga de clase pudiente, profesor de física en la Facultad de ciencias aplicadas de Lieja. Habia conocido a Ramón en un escrache frente al domicilio de Ana Mato en Madrid donde en el transcurso de la protesta habían mantenido una fuerte discusión defendiendo cada uno posturas políticas contrapuestas. Ramón que estaba a la sazón en la capital donde impartía un cursillo a sindicalistas de como pelar cigalas y langostinos con cuchillo y tenedor encabezaba un grupo de manifestantes . Alejo, pulcro y atildado, tomaba el te tranquilamente en casa de la ministra con la que mantenía una gran amistad de sus tiempos de estudiantes en Lovaina. Al final ambos quedaron en continuar la discusión amigablemente en un bar de copas al que se fueron manifestantes y escrachados una vez que termino el acto de protesta como si tal cosa. También, como no, la ministra, marchosa ella, se apuntó al sarao. Este fue el inicio de una grande pero breve, muy breve amistad Louis (perdón, quise decir Jorge),creo que algo más que una relación amistosa entre el aparente rudo sindicalista y el evidente frágil y delicado profesor.
Hablaban sentados bajo la bóveda de la
Puerta de Notre Dame. Las bicicletas apoyadas en el muro medieval sostenían las
repletas alforjas a punto para la primera etapa en dirección a Santiago.
-
-Los
caminos del Señor son insondables, querido amigo, ¿Quién me iba a decir que
iba a coincidir contigo de peregrinaje? Tu , ateo presumido, sellando la Credencial en la Iglesia de la Asunción
- --Ya
lo ves alejo,- replicaba Ramón con la boca llena de palmera de chocolate- ¿Qué
más cosas tienen que pasar para que el destino termine de sellar nuestro amor?
Hace una semana enfrentados dialécticamente en Madrid y hoy aquí, en medio de
estas piedras milenarias buscando dar a nuestras vidas un sentido
transcendental.
Alejo limpió el rostro de trocitos de
hojaldre salpicado de chocolate que su amigo le había impactado
-
Lo
que mas me gusta de ti es esa sensibilidad que se esconde tras ese aspecto de
rudo camionero que tienes, colega.-
Comenzaron
a descender por la rue de la Citadelle sin montar en las bicicletas por no
sufrir en sus partes bajas lo rigores del adoquinado
*****
Ramón era de talla mediana tirando a bajito,
de extremidades cortas y musculosas y una cabeza que coronaba sin solución de
continuidad su fornido tronco; un metro cúbico de paisano, algo así como
Fernando Alonso pero en feo. Me pregunto
que estética se escondía en lo más recóndito de aquel personaje para que
llamase la atención de mi amigo Jorge, varón de exquisitas y
refinadas formas, hasta el punto de contratarlo de mayordomo y llevarlo consigo
a islas exóticas. Más adelante supe por comentarios vertidos en el lavadero municipal y que llegaron a mís oidos a través de Cleominia la Onduladora el dia que vino a casa para ponerle las mechas a mi mujer. Supimos
entonces que su padre pertenecía a la nobleza, circunstancia que no llevaba de
buen agrado al no casar muy bien la procedencia aristocrática con su militancia sindical
y arrebatado republicanismo. Pero lo que había terminado por desquiciarle hasta
el punto de abandonar trabajo y familia
fue el día que se enteró de la relación de concubinato que mantenía con la consejera
de Fomento y no por el hecho ser ministra y rojaza ella sino por la enorme
diferencia de edad que había entre ambos lo cual le inducia a pensar que era el interés por el
patrimonio de su padre y no el amor o afán de fornicio lo que pretendía aquella política de carnes flácidas, Por otra
parte pensaba que su inveterada fogosidad ya estaba en franca retirada haciendo
insoportables aquellas patéticas manifestaciones amorosas delante de su faz. Amante del arte hasta la enfermedad , padecía el Síndrome de Sthendal o stress del viajero transtorno psicosomático producido por la exposición excesiva a las obras de arte. Dada la profusión de iglesias y monumentos en el camino Francés se había provisto de unas gafas de realidad virtual, las cuales debía de poner cuando pasaba por el entorno de estos lugares a riesgo de sufrir alteraciones que en algunos casos le producían hasa la pérdida del conocimiento, especialmente cuando consideraba que eran muy bellas o estaban expuestas en gran número en un mismo lugar
Alejo, por el contrario, era un hombre
apuesto y un tanto afeminado en su formas. Se depilaba las cejas, rubias como sus cabellos, y también el pecho,
como se podía descubrir a través de la abertura de su camisa Armani Jeans de color
rosa palo . Se diría que era el
prototipo de varón metrosexual. Siempre llevaba su bolso de mano de cuero de Antequera
repleto de cremas hidratantes y pinzas de depilar. Se confesaba fan de la Tia
Olegaria y canturreaba continuamente su Aguita de Coco al mismo tiempo que se contorsionaba
sobre la bicicleta al ritmo frenético y sensual de la peruana.
Existía entre ellos una fascinación mutua
urdida en el mundo escandaloso de las noches libertinas del Madrid noctámbulo y
canalla, La farándula y el desenfreno les había alejado de un `pasado del que
cada uno de ellos huía como alma que lleva el demonio, Como ya relate
anteriormente, Ramón ponía tierra de por
medio entre el y sus recuerdos, avergonzado por
el comportamiento bastante viciosillo de su progenitor; todo ello a pesar de su
pública perversión de aristócrata de izquierdas. Alejo no llevaba con
resignación el hecho de haber sido despedido del Centro de Aceleración de Particulas. Estaba en el sitio equivocado en el momento equivocado. Pulsó el interruptor que no debía. Encendió el microondas para calentar
un montadito de lomo con queso en vez de apretar el botón del impulsor de
electrones. “Lo siento mucho, me he
equivocado, no volverá a ocurrir”. El mal estaba hecho , este fatídico error retrasaría la
colisión más de tres meses motivo sobrado para ponerlo de patitas en la calle sin indemnización ni leches, que buenos son los suizos para estas cosas.
Decidieron comprar algun alimento en el marquet que había a la salida del pueblo antes de emprender la primera etapa. Ramón seguro de que en menos de veinte días estarían besando la espalda del apostol en la catedral de Santiago no podía imaginar que a partir de aquel día que conoció a su amigo en una salida en bici de montaña por las montes de Toledo sería como una losa adosada a su espalda con la que tendría que cargar el resto de aquel ilusionante viaje que acababa de comenzar. - Teníamos que haber sospechado algo entonces- comento pasado el tiempo Sinfo. En efecto en aquella jornada de pedaleo por los empinados caminos pedregosos por donde fluye la tranhumancia sufrió unas aparatosa caida que no tuvo mayor incidencia salvo la circunstancia que circulaba con su bicicleta con el manillar al revés.
Decidieron comprar algun alimento en el marquet que había a la salida del pueblo antes de emprender la primera etapa. Ramón seguro de que en menos de veinte días estarían besando la espalda del apostol en la catedral de Santiago no podía imaginar que a partir de aquel día que conoció a su amigo en una salida en bici de montaña por las montes de Toledo sería como una losa adosada a su espalda con la que tendría que cargar el resto de aquel ilusionante viaje que acababa de comenzar. - Teníamos que haber sospechado algo entonces- comento pasado el tiempo Sinfo. En efecto en aquella jornada de pedaleo por los empinados caminos pedregosos por donde fluye la tranhumancia sufrió unas aparatosa caida que no tuvo mayor incidencia salvo la circunstancia que circulaba con su bicicleta con el manillar al revés.
En la rebotica de la antigua farmacia de Astudillo sita en el numero dos de la calle Curia esquina a Merkadería del casco viejo de Pamplona el licenciado don Antonio Crtí. hombre de asecendencia italiana, de aspecto corpulento y apariencia un tanto decimonónica preparaba una fórmula magistral siguiendo las indicaciones que Ramón le proporcionaba de una receta que le había prescrito el médico de cabecera para el tratamiento de su rara enfermedad. La acumulación de iglesias, monumentos y lugares hist´ricos en todo el trayecto desde la salida en Saint Jean Pied de Port hasta Pamplona habían agudizado el síndrome de Stendhal . Aquello era mucho: la Puerta de Santiago, el recinto amurallado, el puente de piedra románico sobre el rio Nive en Saint Jean , la Iglesia Colegial de Santa María de estilo gótico francés, la tumba de Sancho el Fuerte en Roncesvalles y el casco viejo de Pamplona con su catedral. Todo un cúmulo de historia y arte concentrado en un solo día que habían turbado hasta el paroxismo la mente enfermiza del rudo sindicalista.
-Creo que con este frasco tendrás suficientes dósis para llegar a León sin problema- el farmaceútico le acercó la pócima en una cuchara.
Respiró hondo después de beber un trago de agua y en su mirada se advirtió una notoria mejoría. Salieron a la calle después de despedir al galeno con un efusivo abrazo y bajarón kalea abajo en dirección a la calle de la Estafeta donde se encontraba el albergue municipal de peregrinos. Caminaban cogidos de la mano. Alejo apretaba la mano de su amigo fuertemente. Ramón había tenido ya otras veces sus manos entre las suyas
Que buena pinta tiene esto. Novela Negra-Rural; acabas de crear un estilo
ResponderEliminar