En la
habitación compartida,
sueños
entrelazados,
una croata y un irlandés,
susurros de Joyce flotan en el aire,
sin saber lo que el día traerá.
Kilómetros
como recuerdos,
cada paso, una historia,
el frío y el calor,
imprevistos que se convierten en anécdotas.
Las montañas
son mi horizonte,
deseos de ir más lejos,
sin prisa, como Cavafis susurra,
porque el viaje es el destino.
No importa
el final,
sólo el camino,
que dure muchos años,
hasta que la vida se torne poesía.