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sábado, 27 de septiembre de 2025

LA ISLA EN OTOÑO

 


 

En la aldea de la Isla, que no es isla,
las luces parpadean al llegar el viernes,
un rincón olvidado por la indiferencia,
donde el silencio pesa más que las palabras.

Personas solitarias en la playa,
sus ojos fijos en pantallas brillantes,
mientras Olmo, fiel compañero,
y los árboles murmuran historias calladas.

Las vacas pastan en un tiempo detenido,
los pájaros cantan sin preocupaciones,
y el Sueve, cansado, se niega a vestirse
de ocre, dejando tan solo un gris melancólico.

El cambio climático también se nota,
como un susurro que desdibuja estaciones,
y yo, bajo la luz de mi lámpara,
siento el deseo de destruir lo que escribo.

Pero es la inmadurez quien me retiene,
y en esta lucha de emociones contradictorias,
sigo plasmando en mi blog el eco
de una aldea que, en su soledad, respira.

LA CURVA DEL SILENCIO (PRAVIA)

  En la curva sinuosa, un susurro, el camino de Agones a Escoredo, donde el bosque abraza el valle, y la paz se asienta en el aire. Una...