DISTANCIA: 62 Kms
DIFICULTAD TECNICA: Moderado
Después de muchos días compartiendo mesa, literas y camino este mañana me despido de Félix. No es un abandono, ni mucho menos una separación traumática. Félix se adelanta porque debe de llegar en dos días a Santiago donde le espera Fina, su compañera. Nos fundimos en un abrazo de amigos, que ya lo éramos y que después de esta experiencia lo seguiremos siendo aún más. Ha sido un buen compañero de viaje, solidario y cariñoso. Hemos tenido alguna discusión, como suele suceder cuando dos personas pasan tanto tiempo juntas tomando decisiones día a día y con temperamentos distintos. Félix más tranquilo, yo más nervioso, asegura el. En definitiva nos complementamos y de esta forma resolvimos cualquier situación por complicada que fuese. Hoy nos pellizcamos para sentirnos despiertos de esta machada que llevamos haciendo. Yo me pellizco más de dos y tres veces asombrado y admirado de la fuerza de superación de Félix, de su manera de llevar con normalidad y valentía sus circunstancias personales. Esta es la gran hazaña de este viaje que hace pequeños los méritos de los demás. Gracias por soportarme, gracias por tu compañía y gracias por tu lección de valentía y dignidad. Feliz regreso a casa con tu Fina y ya nos veremos para contar y reír nuestras aventuras, relajados alrededor de una buena barbacoa en Limanes o en la isla.
Es hora de lavar algo de ropa y de repasar la bicicleta. Y así, en solitario pero con ánimos renovados, me enfrento a las duras ramplas del Cebreiro. Galicia me recibe con una niebla espesa y fría que alivia el calor sofocante del Bierzo.
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