jueves, 2 de enero de 2020

FELIZ 2020



Aquel año terminé con la costumbre de comer en horas prefijadas y abolí en mi casa la obligación de hacerlo a horas exactas. Almorzaba cuando el estomago me enviaba un mensaje y apenas dejaba escaso márgen al más leve rugido de mis tripas. De igual modo decidí que la regla de cuatro ingestas al día no debería de ser adecuada para mantener una línea que me permitiese algún más que aceptable ejercicio físico. Por éllo, a la consiguiente disminución de la parte de jornada empleada en esta actividad hice seguir otras  un poco más de intelecto, tales como leer, hacer fotografía, tocar la guitarra o simplemente sentarme a la sombra de las tuyas y pensar. Confieso que a estas alturas, entrado el dígito dos en el calendario cristiano, no me va del todo mal y he encontrado otras satisfacciones que refuerzan algunos conocimientos que me interesaban de la Historia, resuelvo algunas ecuaciones que me habían quedado pendientes o  arpegio en las cuerdas melodías  atestadas de nostalgia y que nunca crei que hubiese llegado a tatarear con mi propio acompañamiento. Y de este modo, haciendome mayor sin prisas y con delicadeza, entro en este año que deseo  sea muy bueno para todos. Felicidades.

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