lunes, 31 de octubre de 2022
PRIMEROS DIAS DE OLMO EN CASA
jueves, 22 de septiembre de 2022
jueves, 23 de junio de 2022
paris santiago el vídeo
sábado, 11 de junio de 2022
PARIS-FINISTERRE Etapa 23 Final
PARIS-FINISTERRE Etapa 22 Santiago - Ponte Olveira
No puede faltar a un viaje de peregrinación la pincelada de picaresca . Como protagonista confieso mi pecado y me autoimpongo la penitencia escribiendo estas líneas , con el propósito de la enmienda de que nunca daré motivos para volver a escribirlas..... Así fué como habíendo olvidado la toalla en el albergue de Portomarín , me asalta la malintencionada idea de apropiarme de una limpia en el cuarto de lencería de la pensión que a la sazón no está cerrado con llave. Pero he aquí que las cámaras de vigilancia me delatan y al dia siguiente en el albergue de Ponte Oleira donde termino esta penultima etapa recibo un washap de la Pensión de Santiago con una fotografía en la que se me ve saliendo del cuarto de la ropa con una toalla debajo del brazo. ¡, que bochorno! pillado. En mi descargo alego que a pesar de que mi primera intención fué la de sustraer la toalla, sin embargo en última instancia mi conciencia me llama a la sensatez, me arrepiento y después de usarla, la dejo en la repisa del baño. Me comunican que lo han comprobado y que disculpe la molestia. Con un regusto un poco raro ahí queda la cosa. Por Ponte Maceira, puente medieval plagado de leyendas jacobeas, cruzo el caudaloso río Tambre y continuo por caminos de tierra con algunos tramos de asfalto, evitando al máximo posible el agobiante tráfico de la carretera. Llego a Ponte Oleira donde encuentro una cómoda habitación de ocho literas para mi solo. Todo un lujo que me permite descansar plácidamente antes de acometer la última y definitiva etapa de este viaje.
PARIS-FINISTERRE Etapa 21 Portomarín-Santiago
Me despierta el ajetreo de la calle. El ir y venir de peregrinos preparando sus equipajes; unos aprietan sus mochilas, otros, más cómodos, dejan sus maletas a los taxistas para que las lleven a los hoteles de final de etapa, . No he dormido bien, un gigantesco alemán compañero de habitación no ceso en toda la noche de moverse, de levantarse y volver a la chirriante litera cuyo desagradable ruido me despertó en varias ocasiones . Para colmo, al levantarme, me golpeo en la cabeza con una de las vigas del abuhardillado techo y me deja algo aturullado. El porteño que regenta el albergue es muy atento y amable pero, ¡jo! me cobra cinco euros por cargar la batería, lo mismo que por utilizar la lavadora. Subida dura entre robles y castaños para empezar. Atravieso pequeñas aldeas rurales y vadeo unos cuantos riachuelos en un duro rompepiernas hasta que el camino se hace más llevadero y discurre paralelo a la carretera nacional, lo que por contra lo hace menos atractivo. Llego al monte de Gozo sin batería y empujando la bicicleta. Es muy tarde y he perdido plaza en el albergue. Encuentro por fin alojamiento al otro lado de la ciudad de Santiago. Muy cansado, me detengo unos instantes en la plaza del Obradoiro para la obligada foto y a dormir; esta vez en una cama enorme y cómoda de una pensión muy chula con baño de espuma incluido. Me acuesto y caigo en un sueño profundo y reparador. Mañana debo de madrugar pues antes de continuar a Finisterre y tal como he prometido a mi amigo Enrique y a mi pesar tengo que entrar en la Catedral y abrazar al apóstol.
PARIS-FINISTERRE Etapa 20 Piedrafita de Cebreiro - Portomarín
DISTANCIA: 75,50 Kms
DIFICULTAD TECNICA: Moderado
Galicia me acoge con lluvia fina y algo de frío. Bien abrigado cruzo por magníficos bosques de castaños y me regalo una visita imprescindible al monasterio de Samos. El camino está en algunos tramos algo embarrado y en un sube y baja constante desciendo siguiendo el rio Sarría hasta la villa del mismo nombre donde me tomo un tentempié. Está vez la empanada gallega sustituye al suculento pincho de tortilla de jornadas anteriores. A partir de este punto una gran multitud de peregrinos dificultan el ritmo de mi pedaleo. Tengo que usar el timbre constantemente. Comienzo a sentir la incómoda presión de la, a mi juicio, excesiva mercantilización del Camino. ¿Clavijo, Santiago Matamoros, un campo de estrellas, quién comenzó todo este negocio?. Siento la necesidad de cambiar el epílogo de esta aventura, Y es que lo que comenzó como un sentimiento transcendental que de alguna manera tuviese la fuerza de remover mis propias convicciones estrictamente laicas, está teniendo un efecto contrario. No me interesan unos huesos de un santo que nunca ha estado allí ni cualquier otra motivación religiosa creada artificialmente por unos clérigos ávidos como siempre de riquezas. No voy a hacer otra vez el paripé ante el dean manifestando unos motivos de peregrinación que no tengo y por supuesto tampoco me voy a arrodillar ante la tumba del apóstol Así que para dar a este viaje algún sentido he de ir aun más lejos, he de llegar a donde aquellos peregrinos de la oscura edad media creían que era el fin de la tierra, el lugar donde se acababa el mundo y donde temerosos y asombrados ante la inmensidad de aquel tenebroso mar intuían que la fuerza de las olas azotando aquellos acantilados y el sol que desaparecía por el horizonte infinito para renovar la vida la dia siguiente apareciendo por el ogro lado del mundo, llenaban sus temerosos espíritus de la energía necesaria para dar sentido a sus insignificantes y miserables existencias. Así pues Santiago de Compostela será la meta volante y Fisterra el final de esta aventura.
A MI LADO
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