jueves, 13 de septiembre de 2018



Despierto , me levanto contento y satisfecho de mi libertad y de mi vida en el pueblo ; me acerco a la playa muy temprano, tan despacio como el sol perezoso de finales de verano y tan pronto como las gaviotas terminan de desesperezarse revoloteando entre la garza y el zarapito trinador que esta mañana no trina porque no quiere despertar a las olas que aún rompen inertes de somnolencia en la arena de la Espasa, allí donde el agua salada se mezcla con el agua dulce , allí donde el río le ha prestado su nombre a la playa, o viceversa, quien sabe. Ya se ha marchado todos a a recuperar el ritmo de sus vidas. La casas ya no hablan y la calle está en silencio así que se me ocurre poner algo de música que acompañe a este amanecer.

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