Cuando hay tiempo para todo, todo tiene su tiempo. Lo verdaderamente importante es conciliar los años (tu tiempo) con la vida. Asi lo aceptaron los monjes que aplicaron la regla de San Benito (ora et labora) y dividieron el dia en tres partes iguales dedicadas al trabajo, al ocio y al descanso. No es que yo siga al pie de la letra esta regla pues ni soy creyente ni mucho menos monje pero no dejo de reconocer que adapto mi tiempo aceptando la división de este por los benedictinos con algunas matizaciones debido a la edad y algunas variaciones en cuanto a la duración de cada tercio con lo cual estos se convierten en meros porcentajes. Por ejemplo, el tercio del descanso ya no es la tercera parte del dia ya que con los años se necesitan menos horas de sueño. Solo hace falta que las distintas fases o estadios no se vean interrumpidos por pesadillas y en eso tengo suerte porque casi siempre sueño tan hermoso que mi mayor pesadilla se produce cuando despierto y la ensoñación se desvanece. Sucede entonces que tendría que trasvasar el sobrante al tercio del ocio o del trabajo. Otro día os diré como administro este otro “tercio”
martes, 29 de mayo de 2018
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