lunes, 9 de junio de 2014

SAN SALVADOR DE PRIESCA


Untitled from javier balaguer on Vimeo.
Me contaba mi entrañable amigo (q e p d) Manolo Vigil que enterados los vecinos de  una aldea llamada Priesca de que   se había construido en Boides un hermoso templo, fueron a pedir a la autoridad eclesiástica que les construyese otro igual a lo cual accedió advirtiéndoles que sería más humilde pues disponía de menos dinero para la obra. A pesar de esta circunstancia erigió una magnífica iglesia que causó sensación entre las gentes de aquella comarca. Para mi que Manolo se inventaba algo pero el caso es que te lo explicaba con tanta amenidad y con oficio tan magistral que me quedaba embelesado escuchandole estas historias no se si inventadas o no pero, eso si, hermosas, muy hermosas. Nos sentamos en las escaleras del porche de su casa , sacó dos bocatas de su mochila y me ofrecio uno, Mientras iba desembarazándome del papel de albal que envolvía el suculento bollo preñado de chorizo mi amigo, aun con la boca medio llena y la grasa escurriendo un hilillo por la comisura de los labios, continuó el relato.  Sucedió que una calurosa tarde de verano mientras el constructor de basílicas se bañaba en la playa de La Isla desapareció entre las aguas y nunca más se volvió a tener noticias de él. Claro, le interrumpí, en aquello tiempos aun no había socorristas. No, tampoco fue eso, amigo mio,- me respondió Manolo con su proverbial sorna- en abril aún no ha comenzado la temporada de baños pero sobre todo es que el agua a estas alturas de la primavera todavía  está fría, pero que muy fría, yo diría que helada.  La localidad de Priesca se encuentra al noroeste del concejo de Villaviciosa. La iglesia, puesta bajo la advocación de el Salvador, fué consagrada en el año 921 (siglo X), según constaba en una lápida hoy día desaparecida. El templo se incluye en el románico tardío. Su planta basilical es de tres naves rectangulares, triple cabecera enmarcada en muro testero recto, cámara suprabsidial sobre la capilla central y pórtico tripartito a los piés. En la fachada oeste se encuentra la portada principal que se abre en el centro del pórtico. Sobre ella un pequeño óculo. Se remata por una espadaña de doble tronera de medio punto coronada por pináculo con bolas. En el muro norte dos contrafuertes enmarcan una puerta de construcción reciente. En el testero se calan cinco ventanas, una bífora que ilumina la cámara supraabsidial, tres con celosía, una en la capilla central y dos en las laterales y una última en la pared oeste de la sacristía.
Hizo una pausa para tomar aire y propinar unos cuanto bocados al bocadillo que para entonces ya estaba en las   últimas. ¡Maldita sea! he olvidado el vino, mira que mi mujer me insitió antes de salir. No te olvides de la bota, que siempre te pasa lo mismo. Pues yo tampoco lo he traido, vaya por dios. Así que a duras penas engullimos el resto de nuestra frugal comida ayudados por simple agua fresca.
 En el muro sur, continuó, se encuentra una ventana bífora procedente de otro lugar . En el interor una puerta con arco de medio punto facilita la entrada al templo. Tras ella se encuentra un vestíbulo del que parte la nave central y dos estancias en las que dan comienzo las naves laterales. Sobre el recinto central se ubica una tribuna. Las naves se comunican con las capillas mediante arcos de medio punto después de atravesar un arco triunfal que se apoya en columnas de fuste monolítico. De las tres naves, la central está separada de las laterales por tres tramos de arcos de medio punto. Cubierta por techumbre de madera, está iluminada por celosías adinteladas. Las naves laterales se cubren por bóvedas de cañón. Al fondo, al oriente, se abre la cabecera tripartita. Las tres capillas tienen configuración rectangular y están cubiertas por bóvedas de cañón. En la capilla central los muros están recorridos por arquerías ciegas (tres por cada lado) que se apoyan en capiteles corintios. Las pinturas se encuentran en muy mal estado de conservación. Se distribuyen por la nave central, las laterales y las bóvedas. Están muy descoloridas a causa de la fina capa de cal que las protege.
Vale, Manolo, todo eso está muy bien pero la próxima iglesia románica que visitemos no nos olvidemos de la bota de vino. Estos bocatas a palo seco...  ummmm  vaya fallo.

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