miércoles, 24 de octubre de 2012

Martín, el pescador de la Espasa

 
 Algunas mañanas  me acerco paseando hasta el rio Espasa, justo hasta el lugar donde éste deposita sus aguas en la playa a la que da nombre. Allí, camuflado entre las yerbas de  la marisma y salicornias, me aposto con la cámara al acecho del gran pescador polícromo, a la espera de Martín, Martín el pescador. Ese pájaro, nada esbelto pero bien vestido ,que pescando lo envidiarian mis amigos Curuxu o José Quevedo, buenos, que digo buenos, ¡magníficos! pescadores ellos. Poco a poco le voy ganando confianza permitiéndome  maýor aproximación, Creo que ya me va conociendo e intuye que nada malo le voy a hacer ,que puedo ser su  amigo. De pronto aparece; apenas sin darme respiro, casi sin tiempo para apretar el disparador. Siempre escoge la misma piedra para observar y escrudiñar el fondo del río. Mira a uno y otro lado. Alza el vuelo verticálmente y aletea  estático. Ve la pieza y  con su gran pico negro en ristre, ploooff, se zambulle en picado como un missil mar-tierra (no se si existen de verdad estos artefactos). Atrapa el pez, vuelve a la piedra, le da unas sacudidas y lo engulle. Luego, a la misma velocidad que ha llegado, se retira rio arriba dejando tras su vuelo una vertiginosa estela azulverdeanaranja imposible de seguir con el objetivo de mi videocámara. Parece que el tiempo esta cambiando, la meteo pronostica lluvias generalizadas en la zona. Espero no perder la confianza de nuestro amigo si tardo algunas mañanas en regresar al humedal. Tengo que acercarme más a Martín.

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